martes, 7 de julio de 2009

Sin palabras

La llegada de Cristiano Ronaldo al Real Madrid está levantando ampollas lo miremos como lo miremos.

Primero fue la cláusula de rescisión, como mínimo desmesurada. Después fue el salario del portugués, que sólo puedo calificar de exagerado (sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren). Ahora es la presentación: 80.000 almas fuera de sí en el Santiago Bernabéu en un día en el que no había partido. ¿Qué adjetivo le puedo poner a esta situación? Sinceramente, no se me ocurre ninguno que plasme al mismo tiempo mi sorpresa, mi extrañamiento y mi indignación (sí, de esto también hay un poco). Estupefacto estoy, pero también algo más.

Al final tendrá razón la frase que encabezaba el post de hoy de Javier Pérez de Albéniz:
¿Y de verdad crees que Dios confió a unas hordas agusanadas, fanáticas y muertas de hambre como vosotros semejante secreto y me lo negó a mí?
Omar Jayyam (Rubaiyyat)

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