jueves, 7 de enero de 2010

La modernidad y yo (reacciones)

Reconozco que nunca fui un moderno. Al menos no de esos que son poco menos que esclavos de la moda y que cambian su apariencia en función de las tendencias. Tampoco fui nunca un clásico (léase camisas o polos, pantalones de pana o de pinzas y náuticos, por ejemplo), por lo que la estética de los "modernuquis" nunca me chocó demasiado. Hasta hoy. Al salir del metro iba delante de mí una chica con la siguiente presencia:
  • Pelo largo, liso y con mechas rubias a rayas (en plan cebra o tigre).
  • Un piercieng en el pómulo. No sé si llevaba más, pero, ése, seguro.
  • Chaquetón de piel marrón oscuro.
  • Camiseta de los Lakers en blanco y amarillo.
  • Pantalones de boxeo en blanco y rosa.
  • Leotardos negros.
  • Zapatillas de baloncesto blancas con el logo en lamé dorado.
Insisto en que no soy moderno, pero ¿de verdad me estoy haciendo viejo tan rápido?

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