jueves, 28 de enero de 2010

Nicolás Castellanos, el nuevo misionero

No soy católico (ni falta que me hace: mi vida sigue teniendo sentido pese al vacío existencial), pero personas como Nicolás Castellanos hacen que me plantee la reconciliación con la religión... aunque mucho me temo que ya sea demasiado tarde:
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Nicolás Castellanos es lo que en España se conoció durante la transición como un obispo progre. Uno de esos prelados que el cardenal Tarancón habría querido ver estos días sentado en la Conferencia Episcopal. De los que provocan cuchicheos en los corros de señoras de alta alcurnia castellana y misa diaria. Castellanos se negó a vivir en el Palacio Episcopal. Vivía en un apartamento alquilado y compraba el pan todos los días. La puerta de su despacho siempre estaba abierta.
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Merece la pena leer todo el artículo, del que robé el título, aunque sea un poco largo.

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